La brújula

Los hijos de algunos amigos míos, todos profesores, acaban de terminar el bachillerato durante esta semana. Cada uno de ellos lo vive a su manera. "Pobrecilla, se lo ha currado", "Estoy tan orgullosa de ella", "He cosido hasta las tantas para su traje de graduación"o "La semana que viene me tengo que ir a Madrid a buscarle Colegio Mayor"... Y en cada uno de ellos un brillo en los ojos de satisfacción personal, de legítimo orgullo. Yo también me he sentido orgullosa de ellos, porque sé que son padres responsables, profesores interesados en hacer bien su trabajo, personas, al fin y al cabo, que intentan hacer de su vida algo que tenga sentido para ellos y para los demás. Y desde luego ésta ha sido para ellos la noticia de la semana.