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Mujeres, educación y éxito.
![]() Posiblemente las chicas obtienen mejores resultados porque en la escuela, en comparación con la vida no académica, se da un ambiente más igualitario, con normas claras y expresas para todos, y las chicas ven como accesibles metas que luego en el mundo laboral quedan lejos de su alcance porque las normas son más ambiguas y los criterios son muchas veces tácitos o se mantienen ocultos. Estas vacaciones he vuelto a leer "Las Mujeres no se atreven a pedir" de Linda Babcock y Sara Lashever, libro que merece más de un comentario en La Brújula. Su lectura ha coincidido con la noticia publicada este domingo en El País sobre género y fracaso escolar. No sé qué me parece más interesante, si los datos contrastados que da el informe, o si los comentarios de los lectores en la edición digital. Una vez más, los temas de género despiertan una gran controversia, son muchísimas las voces que se escuchan y es interesante porque permiten calibrar la vigencia de ciertos tópicos. Más que tópicos son estereotipos vivos: O profecías que se auto-realizan. Sólo un par de muestras: "Las chicas son mejores que los chicos en lo de la comunicación y habilidad verbal, los chicos son mejores en la inteligencia abstracta y espacial."
Esto no explica que los mejores resultados académicos se den en todos los ámbitos y que en las materias tecnológicas y científicas, pese al tópico, la diferencia entre hombres y mujeres se dé no en resultados académicos sino en las tasas de matrícula.
"En mi opinión en el sistema educativo actual se prima de forma desmedida el comportamiento en clase, entendiéndose éste como el que los alumnos sean dóciles, sumisos, hagan lo que se les mandan sin rechistar (el que sean "bueninos" en clase). En mi opinión, en ese rol encajan mejor las mujeres, por eso dos alumnos mediocres, chico y chica, la chica acabará aprobando (porque no molesta en clase) y el chico acabará suspendiendo (porque da mucha guerra). La prueba de que las chicas no son más inteligentes que los chicos está en que en bachillerato, en la rama "difícil" (las ciencias), son casi todo chicos."
De esta afirmación podemos inferir, que en el aula, si las mujeres triunfan, es que la escuela favorece a los mediocres y sumisos, pero si triunfan los hombres (supuestamente en ciencias), es que son más inteligentes. Da para pensar que se asuma que se suspende por dar guerra en clase y que se suponga que las ciencias son más difíciles, cuando los rendimientos académicos más bajos se los llevan Inglés y Lengua, tanto como Matemáticas… y en muchos casos el latín es tan duro como la física y química, pese a que los profesores de clásicas tenemos que sacar alumnos de dónde sea. Y el nivel de fracaso en estas materias de ciencias sigue siendo más alto en caso de los chicos. Comentando la noticia en casa, la explicación que se daba era que los chicos asumen que las clases no molan, que no encaja en el grupo el chico que se toma en serio sus estudios, que la idea es que el que estudia es un pringado. Las chicas no han entrado todavía en un estereotipo tan negativo sobre la formación. Los chicos presumen más de la cantidad de suspensos que reciben. Pero posiblemente hay más. Posiblemente las chicas obtienen mejores resultados porque en la escuela, en comparación con la vida no académica, se da un ambiente más igualitario, con normas claras y expresas para todos, y las chicas ven como accesibles metas que luego en el mundo laboral quedan lejos de su alcance porque las normas son más ambiguas y los criterios son muchas veces tácitos o se mantienen ocultos. En la escuela hay menor discriminación de género, ellas se sienten más seguras por lo que rinden más. Ellos simplemente pasan de las clases porque el aula no favorece un modelo dominante y competitivo. Los chicos con su actitud dan prioridad a sus relaciones entre iguales, fortalecen su identidad dentro del grupo. Otro aspecto para reflexionar: los chicos se sienten menos presionados para obtener buenos rendimientos académicos porque el mercado de trabajo no se rige por la titulación académica. Para ellas es imprescindible poder demostrar que tienen una formación cualificada de manera objetiva. Confían en que sus certificados académicos demuestren que son responsables y capaces. De ellos se espera no tanto que tengan la formación adecuada, sino que se incorporen al trabajo como la prioridad de sus vidas y el hecho de que hayan fracasado en el sistema no juega en su contra, sino que a lo mejor se ve como señal de un proceso de maduración. Cuando el acceso al empleo se rige por procedimientos objetivos –en muchos casos muy competitivos- como son las oposiciones, el acceso a la oferta de empleo público, donde el nivel académico es un requisito de entrada, los resultados obtenidos por las mujeres vuelven a ser iguales o superiores a los de los hombres, se trate de la administración, la educación, la sanidad o la justicia. Quizá estamos ante otra muestra de que el éxito académico y el éxito profesional en el mercado laboral se basan en criterios diferentes, van por caminos separados. Pero ¿puede la sociedad seguir desperdiciando a las personas mejor preparadas de la historia? La escuela ha avanzado más en la incorporación igualitaria de la mujer que la sociedad, por eso me pregunto ¿qué pasa con estas personas que alcanzan las mejores cualificaciones cuando salen del protegido mundo académico y acceden al mercado laboral? Y aquí es donde el libro de Babcock y Laschever cobra más interés. Como síntesis, bien vale esta entrevista.
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Etiquetas: Género, MUJERES, educacion, fracaso escolar, éxito
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